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No sueltes el liderazgo
Hay muchos y diferentes estilos de crianza. Este artículo se dirige a los papás que tienden a confundir una crianza respetuosa y pacífica con la falta de liderazgo.

Los veo con cierta frecuencia. Papás y mamás que realmente han entendido que sus hijos son seres humanos completos, con su propia voluntad, gustos, y opiniones. Son papás y mamás que se esfuerzan por escuchar a sus hijos para realmente entender qué piensan, qué sienten y qué necesitan.

Esto me hace muy feliz cada vez, porque recuerdo con mucho detalle cómo era ser niña. Me acuerdo exactamente qué adultos me caían bien y quienes no. Era fácil: había el tipo de adultos que me veían solamente como una niña, y no se interesaban en mí como persona. No me hacían preguntas interesantes y a su vez me hacían sentir muy chiquita. Yo solía mantenerme a distancia de ellos, porque no se sentía bien tenerlos cerca.

No sueltes el liderazgo

Por otro lado, habían unas pepitas doradas, adultos que me miraban con curiosidad e interés, como si realmente quisieran saber de verdad quién era yo. Me hacían sentir importante, como una verdadera persona, porque así se dirigían a mí: con interés. No eran muchos, pero los apreciaba mucho..

Por eso, cuando yo veo a adultos que tratan a los niños como seres humanos de verdad, me pongo feliz. Sé por experiencia propia que hacen una diferencia muy grande en la vida de un niño o niña.

Sin embargo, a veces también observo a adultos que parecen haberse perdido un poco en su papel de adultos. Están tan enfocados en brindarles todo a sus hijos, que olvidan que también tienen sus propias necesidades que merecen satisfacer. También olvidan que los niños aprenden del contexto en el cual se encuentran, o sea, aprenden de nuestras acciones, sin importar qué hacemos. Aunque lo queramos o no, somos sus ejemplos en cada instante.

Si una mamá agotada no se da permiso para descansar y recuperar su energía porque cree que tiene que estar omnipresente para su hijo, entonces, el niño aprende que no es importante cuidarse a sí mismo.

Si un niño muerde a su papá, y el papá no le dice nada “con tal de respetar al niño”, nunca será fácil para el niño aprender dónde están sus límites.

No sueltes el liderazgo

La libertad no implica el libertinaje de poder hacer lo que uno quiera a costo del bienestar de los demás. La libertad siempre viene con mucha responsabilidad. La libertad que podemos brindarle a un niño, no cancela la libertad que otorga el líder, y ese líder eres tú.

No, no quiero decir que le muerdas a tu hijo para mostrarle que duele. Tampoco te digo que “una consecuencia” le corresponda a tu hijo, porque un niño pequeño que muerde lo hace por miles de razones diferentes que no puede controlar. Pero sí quiero decir, que tú como cualquier otra persona, tienes un cuerpo que es tuyo y de nadie más. Si tu hijo te muerde, solo necesitas decirle que así no se hace. De esa manera puedes mostrarle que tú respetas y decides con tu propio cuerpo, al mismo tiempo que le mandas la señal a tu hijo de que también puede respetar y decidir sobre el suyo.

El punto es que todos tenemos las mismas necesidades básicas. Como adultos necesitamos constantemente intentar entender, y asegurarnos de que las necesidades de nuestros hijos se satisfagan. Pero eso no puede, y no debe ser a costa de no satisfacer las nuestras. Para que tú puedas ser un buen ejemplo para tus hijos, tienes que poner tus necesidades en contexto al mismo tiempo que se lo expresas claramente a tus hijos. Es una forma sana de mostrarles a los niños que todos tenemos necesidades, y que todos tenemos el derecho de poderlas satisfacer. Eso facilita a que los niños te entiendan y te respeten, al mismo tiempo que aprenden a entenderse y a respetarse.

Si te estás cayendo de sueño no podrás jugar con tu hijo. Tienes el derecho de expresar qué tan cansada estás, que tu cuerpo necesita descansar y que puedes jugar en otro momento.

Si no te gusta jugar, también tienes el derecho de expresarlo. No eres peor mamá o papá porque no juegas con tus hijos. Al atreverte a ser auténtico y sincero, muestras no solamente quién eres, sino también cómo ser genuino.

Si tu hija le pega a otro niño, necesitas intervenir y decir que así no se hace. Porque aunque tu hija tenga dificultad en mantener su autocontrol, nunca es permitido lastimar a otro ser. Todos tenemos el derecho de sentir satisfecha nuestra necesidad de seguridad.

No sueltes el liderazgo

Los niños deben ser tratados como seres humanos. Eso significa por un lado que no les puedes tratar o hablar de una forma que nunca harías con un adulto. Pero también significa que tienes el derecho de poner los mismos límites que harías con otro adulto. Al poner ese límite, puede que tu hijo/hija se enfurezca. Está bien, no es riesgoso para un niño escuchar un NO. Y no es riesgoso para un niño enojarse. Pero tal vez a ti las emociones fuertes de los niños te causan una sensación desagradable. Veo a muchos que se evaden y pierden su liderazgo en esas situaciones.

Las emociones no son malas ni buenas. Son lo que son y todos tenemos el derecho de sentir lo que sentimos. Tu hijo tiene el derecho de enojarse si piensa que eres injusta cuando te respetas a ti misma y pones un límite. Pero tienes el derecho de hacer eso cuando algo no se sienta bien para ti. Explica por qué. Sé clara. No temas la respuesta emocional de tu hijo. Recíbela y valídala. Pero no sueltes tu liderazgo. Sólo confundes a tu hijo. En la ausencia de un líder puede que tu hijo tome ese papel, y eso no es ni justo, sano o funcional.

Los niños necesitan buenos ejemplos y modelos, estructuras claras. Puedes ser lo respetuoso que quieras y ejercer una crianza respetuosa y pacífica, siempre y cuando no sueltes el liderazgo. Tú eres el adulto. Tú tienes la responsabilidad. Asúmela.

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